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¡Sigue “revuelta la lejía” con CJG!

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Al frente de la delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia durante el lejano sexenio de Miguel Borge Martín, el investigador antropólogo Fernando Cortés de Brasdefer volvió a hacer historia la semana anterior en la capital de Quintana Roo, ahora con ocasión de haber sido premiado por el Ayuntamiento de OPB con la Medalla al Mérito Ciudadano.

Con 4 décadas de trabajo en el INAH , donde, irónicamente, quien se ha perpetuado como delegada desde hace más de un cuarto de siglo es Adriana Velázquez Morlet, nuestro personaje, sin embargo, también se llevó otro reconocimiento de los othonenses el día de la premiación, ahora por demostrar una inusitada valentía digna de quien ama a su tierra.

En efecto, nuestro amigo Fernando tuvo la “osadía” de reclamarle al gobernador Carlos Joaquín el renombrado “cambio” que tanto anunciara éste durante su campaña, y que, a dos años de su administración, como ha quedado demostrado, “no ha llegado”.

Ante el secretario de Gobierno, Francisco López Mena, quien acudió en representación del mandatario, así como de la alcaldesa de OPB, María Luisa Alcérreca Manzanero, el paisano pidió al gobernante “aliancista” evitar ser desinformado con términos como “lo más grande”, “lo más antiguo”, “lo más espectacular”.

En cambio, conforme a extensa nota de nuestro colega Rafael Briceño, sugirió a aquél escuchar mejor a los especialistas, a los que luchan día con día con pico y pala para el desarrollo de la zona sur, y no a los políticos, especialmente en el tema de la zona arqueológica Chacambacan (algunos lo escriben con “k”)

Tal y como en 2015, cuando solicitó la intervención de instancias federales, estatales y municipales para ubicar a grupos de extranjeros que están comprando tierras ejidales en el Sur para saquear sitios arqueológicos, reiteró que “fuerzas extrañas y anquilosadas en el poder se empeñan en que no se abra al público ni al bienestar al que aspiran los habitantes de la zona”.

No era la primera ocasión que el profesional demostraba preocupación por su tierra y su historia, ya que durante aquel sexenio de Miguel Borge, cuando el tío del ex gobernador Félix González, el cuestionado Luis González Flores, se desempeñaba como presidente municipal de Cozumel (1990-93), éste estuvo a punto de golpearle.

Resulta que el Ayuntamiento pretendía realizar obra pública en un área en la que existían vestigios arqueológicos, por lo que Fernando se negaba a otorgar permisos federales, lo que propició que, durante una visita del entonces gobernador, el prepotente alcalde lo acusara y retara a golpes, y aunque ignoramos qué ocurrió con el proyecto, la sangre no llegó al río.

Ahora bien, a cerca de 25 años de lo anterior, el antropólogo dijo que es necesario expropiar la tierra de la zona de Chacambacan, pagarles a los campesinos, otorgar recursos para la investigar y abrirla al público para que los prestadores de servicios turísticos hagan su papel, tal y como ha ocurrido en Cobá, Chunyaxche; San Gervasio, Tulum, Chacchcoben y Kohunlich.
En este sentido, reclamó a Carlos Joaquín y a la secretaria de Turismo, Marisol Vanegas Pérez -otra vez en la silla de los acusados-, no haberlos escuchado hablar de Chacambacan, salvo de otros sitios bien apoyados, de lo que los othonenses son los menos culpables de su falta de interés, sobre todo de información sobre la importancia del lugar.

Más allá del tema de ese sitio, descubierto hace 4 años a 81 kilómetros de Chetumal, pidió mayor atención a los requerimientos y necesidades de Laguna Om y demás comunidades de la zona limítrofe, ya que, a dos años de su gobierno, sigue sin recuperarse el territorio que arrebató Campeche porque los anteriores gobernadores no hicieron nada, incluso escondieron información cuatro años.

Uno a uno golpeteó con reclamos al gobierno de Carlos Joaquín, a quien refirió la situación económica de la zona sur, y cuestionó cuánto más habrá que esperar para el despegue de la economía, ya que los días pasan, ya son dos años, y los jóvenes siguen demandando salud, educación, y “mientras tanto la gente se sigue yendo”.

Asimismo, se refirió a una encuesta que se aplica a los turistas de la zona sur -suponemos que por parte del Gobierno del Estado-, que ubican a Chetumal como una de las ciudades más tranquilas del país, aunque ironizó que, de aplicarse la misma encuesta en la ciudad, seguramente resultaríamos reprobados.

Entre otros, habló de más de 50 vehículos intencionalmente incendiados en esta ciudad -dos de ellos de su familia-, el aumento de asesinatos, así como de la complicidad de policías coludidos con otros delitos y tortura a manos de agentes en un “centro de tortura” de la avenida Insurgentes, cerca de la SCT, donde son golpeados y torturados con bolsas de plástico en la cabeza, tal y como habría sufrido uno de sus 4 hijos durante el sexenio de Roberto Borge.

Por cierto, recordó el saqueo de éste y colaboradores, de lo que aún no se recuperan el Estado ni el municipio, aunque también le reprochó a Carlos Joaquín la odisea ciudadana del 2016 en la toma del Congreso y los riesgos de ser atacados con granaderos para que asumiera la gubernatura, y sus candidatos y hoy funcionarios estén donde están, “pero seguimos esperando el cambio”.

Han transcurrido dos años, reclamó, y los chetumaleños aún carecen de trabajo, hay pocas fuentes de empleo, y no hay empresas ni industrias. El gobierno tiene proyectos. “pero ya vienen las elecciones y no saben qué va a pasar, aunque intuimos lo que se avecina”.

Al igual que Usted y nosotros, López Mena consideró justo que haya mencionado lo que tuvo que pasar, calificó de comprensible su molestia por el saqueo al erario público, pero que, tal y como sucede con los edificios dañados, “hay que comenzar por construir los cimientos que nadie ve, pero manifestó su confianza en que Fernando vea pronto los cambios”. Ojalá

Ahora bien, respecto a Chacambacan, el propio Fernando denunció hace 4 años que la delegada Adriana Velázquez tiene intereses personales para no expropiar y estudiar las tierras del Sur, aunque, de dos mil 500 zonas arqueológicas de Quintana Roo, sólo 13 están abiertas, entre ellas Tulum, San Gervasio y Chacchoben, las más visitadas, y están inscritos en un catálogo 150 monumentos históricos.

Según reportaje de Joel Zamora, 800 zonas arqueológicas de Quintana Roo están incluidas en el Registro Público de Monumentos, el resto en investigación y otras no han sido ubicadas, pero el INAH sólo trabaja con la de Ichkabal, ubicado en Bacalar, aunque no se prevé una pronta apertura.
El INAH posiciona a Quintana Roo como la entidad de la Península con mayor número de visitantes, sólo superado por Teotihuacán, el más visitado del país. También es el Estado con mayor número de visitantes extranjeros (dos millones 230 mil 074, el 65.33% del total) Las zonas más visitadas siguen siendo Tulum, San Gervasio y Chacchoben.

Sin embargo, como bien documentara el portal “El Punto sobre la I”, lejos de provocar admiración o reconocimiento, la perpetuidad de Adriana Velázquez en el INAH genera un halo de corrupción y hedor del tráfico de influencia sólo posible cuando se cuenta con el respaldo de alguien cercano al primer nivel del gobierno federal.

La interrogante de miles de quintanarroenses, especialmente de expertos en la materia, es cuáles han sido sus méritos para mantenerse como delegada, con una labor que ha dejado mucho que desear.
A principios del año 2000, trascendió que la funcionaria gozaba de la cercanía del entonces Secretario de Gobernación, el panista Santiago Creel Miranda, pero sería aventurado ligarla con algún partido político, ya que llegó al cargo durante el segundo año de gobierno de Mario Villanueva Madrid, y sobrevivió los sexenios de Joaquín Hendricks, Félix González y Borge.

Su trabajo está en tela de juicio y deja mucho que desear, ya que existen vestigios mayas que por caprichos suyos siguen perdidos en medio de la selva y que no pueden admirase, amén de haber desarticulado a las nuevas generaciones de antropólogos de la Universidad de Quintana Roo, que han visto esfumarse sus sueños de trabajar en lo que estudiaron y ahora conducen un taxi o despachan en un mostrador.

Con una preparación profesional y proyectos de investigación dignos de envidia, tales que ameritaron la presea que le entregó la Comuna, Fernando sostiene que el abandonado Chakanbakán es el edificio arquitectónico más grande entre siete países del Área Maya.

Localizado en una reserva ecológica, con un entorno natural que incluye una laguna, junto con Oxtankah, Tzibanché, Kohunlich, Tziminkax, El Resbalón, Chacchoben e Ichkabal, podría constituirse corredor arqueológico de gran magnitud en el Sur, pero no abierto al público, pese a considerarse el de mayor extensión de su tipo en varios cientos de kilómetros a la redonda, con más de 200 metros por lado y más de 10 metros de altura.

Lo último que se sabe sobre el tema arqueológico es que Carlos Joaquín se reunió apenas en abril último con el director general del INAH, Diego Prieto, y que el galardonado Cortés de Brasdefer trabaja en un programa de rescate arqueológico de la Bahía de Chetumal.

¿Cuántos desilusionados quintanarroense más con el “cambio” que ofreció Carlos Joaquín no han tenido la oportunidad de manifestarse o no han tenido el valor de hacerlo como el personaje de esta columna.

 

 

Fuente: Luis Angel Cabañas

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